Belleza natural chihuahuense
El Cañón de Namúrachi es una belleza natural en la que con cada paso que das respiras un aire fresco de cuevas que tienen miles de años con gran historia, es un monumento que nos recuerda el poder de la naturaleza y su grandeza. A 120 kilómetros de la ciudad de Chihuahua, en el municipio de San Francisco de Borja, área turística que es visitada año con año por miles para asombrarse por su impresionante belleza natural, se encuentra el Cañón de Namúrachi. “Lugar de cuevas” se le llama al cañón en dialecto Tarahumara, ya que mientras vas avanzando por el cañón se aprecian cuevas esculpidas gracias a la paciencia del agua y pequeñas erupciones volcánicas.
Esta grieta de 700 metros de longitud tiene fin en una caverna de dimensiones colosales; las paredes superan los 25 metros de altura y su morfología es similar a una gota de agua. Bajo la caverna hay un pequeño altar católico donde se venera al Sagrado Corazón. Durante la década de los 20 estas cuevas fueron utilizadas como refugio de los católicos que eran perseguidos por un conflicto de la iglesia y del estado debido a las políticas anti-clero de esa época. En ella llegó a dar misa el santo chihuahuense San Pedro de Jesús Maldonado cuando se escondía de estas políticas anti-clero.
El Cañón de Namúrachi, lleno de historia, es una belleza natural que supera las expectativas de sus visitantes. Es un espectáculo natural que no nos podemos perder.