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El viaje sin regreso de Laika, la perrita soviética que fue sacrificada por la carrera espacial

Llamada también Muttnik, Laika, la perra espacial, hizo historia en 1957 como el primer animal en viajar a la órbita de la Tierra y el primero en morir allí.

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El piloto y cosmonauta soviético Yuri Alekséyevich Gagarin se convirtió en 1961 en el primer hombre en viajar al espacio exterior, aunque no fue precisamente el primer ser vivo terrestre en orbitar la Tierra. Cuatro años antes de su importante hazaña, una perra callejera soviética llamada Laika ya lo había hecho. 

Laika (en ruso Лайка, ‘ladradora’), era un cruce de razas husky y spitz que fue rescatada de las calles de Moscú. Aunque no era el único canino incluido en el programa espacial soviético, finalmente fue el que eligieron para la histórica misión Sputnik 2. El pionero Sputnik 1, el primer satélite artificial puesto en órbita, había sido lanzado al espacio solo un mes antes.

Respecto al Sputnik 2, esta misión específicamente tenía como propósito analizar la seguridad para los humanos en misiones espaciales. En ese momento, el viaje de Laika se consideró como uno de los mayores triunfos soviéticos durante la carrera espacial.

Tanto soviéticos como estadounidenses ya habían lanzado antes otros animales al espacio para investigación científica, pero ninguno de ellos había conseguido llegar a la órbita terrestre. Eso significaba que Laika podría ganar esa distinción. Pero su infortunado viaje, fue solo de ida y sin ninguna expectativa de regresar con vida. 

Nacida en 1954 y llamada originalmente Kudryavka, Laika deambuló por las calles de Moscú por casi 3 años antes de ser retenida por las autoridades. Poco después terminaría formando parte del programa espacial soviético, donde literalmente dejaría una huella en la historia.

El reto de ganar la carrera espacial era un asunto prioritario tanto para Estados Unidos como para La Unión Soviética, siendo los animales el instrumento clave para lograr sus ambiciosos planes.

¿Por qué Laika fue enviada al espacio?

Para orgullo de los soviéticos, el Sputnik 1 se convirtió el 4 de octubre de 1957 en el primer satélite artificial puesto en órbita por el hombre. No satisfechos con esto, el primer ministro ruso, Nikita Khrushchev, ordenó otra misión a la que denominó «Space Spectacular», que coincidió con el 40 aniversario de la Revolución Bolchevique.

Faltando solo unas semanas para llevarse a cabo, los soviéticos hicieron un esfuerzo apresurado para lanzar un animal a la órbita pese a no contar todavía con la tecnología para traerlo de regreso.

Tras diseñar una nueva cápsula presurizada para un animal, los científicos soviéticos decidieron que Laika, apodada “Muttnik” por los medios estadounidenses, era la candidata ideal para la misión dado su carácter dócil y pequeño tamaño. Desde un comienzo era evidente que no sobreviviría a tal viaje, pero los soviéticos estaban convencidos que su sacrificio sería «humanitario».

Estimaron entonces que Laika podría permanecer con vida unos siete días a bordo del cohete. Creyeron que tendría una muerte relativamente sin dolor debido a la falta de oxígeno. Era así o comiendo las porciones envenenadas de comida que le dejaron en la cápsula, pero nada de eso terminó ocurriendo.

Laika, o Muttnik, soportó un entrenamiento estresante y apresurado antes de su viaje sin regreso. 

Entre tanto, otras dos perras, Albina y Mushka, fueron estrenadas para la misma misión. Una serviría como respaldo de Laika y la otra como un tipo de «control», utilizada para pruebas adicionales en terreno. El mayor tiempo del entrenamiento implicó adaptar a los caninos a permanecer en compartimientos cada vez más reducidos. También se les proporcionó un gel nutritivo como alimento habitual y sus signos vitales fueron monitoreados constantemente.

Antes de poner en marcha la misión, uno de los científicos que la integraba, el Dr. Vladimir Yazdovsky, llevó a Laika a su casa para que jugara con sus hijos. Más tarde lo relataría en un libro:

"Laika era tranquila y encantadora. Quería hacer algo bueno por ella. Le quedaba muy poco tiempo de vida"

Tres días antes del despegue, Laika fue introducida en la cápsula. Tenía puesto un traje espacial con ataduras y múltiples sensores para monitorear su organismo. Apenas y tenía algo de espacio para moverse. Estresada, confundida y aterrorizada, Laika fue lanzada al espacio exterior el 3 de noviembre de 1957 a las 5:30 am hora local. 

Laika con su traje espacial, poco antes de ser colocada en la cápsula Sputnik 2 . 

Al despegar la nave, a Laika se le dispararon los latidos del corazón tres veces más rápido de lo normal y, al mismo tiempo, se cuadriplicó su frecuencia respiratoria. Consiguió estar en órbita con vida dando una vuelta a la Tierra en 103 minutos, pero después de eso su suerte acabaría. Si bien los científicos estimaron que la perra podría sobrevivir una semana, el sobrecalentamiento pronto envolvería la cápsula alcanzando finalmente temperaturas que ningún ser vivo soportaría.

Desgraciadamente, el calor extremo y el estrés acabarían con la vida de Laika en cuestión de horas, un hecho que los soviéticos de inmediato intentaron ocultar.

El legado de Laika

Durante y después de la fracasada misión espacial de laika, los soviéticos informaron oficialmente que la perra había sobrevivido por varios días dentro de la nave e insinuaron que su sacrificio había sido humanitario. Tan confusos eran los hechos, que incluso la prensa norteamericana en un momento informó que el animal podría sobrevivir, sin saber que ya estaba muerta.

Solo nueve días después del lanzamiento, los soviéticos confirmaron la muerte de Laika y siguieron dando a entender que había permanecido con vida mucho más del tiempo real.

Tuvieron que pasar 36 años para que la verdad saliera a flote.

En 1993, el instructor de perros espaciales, Oleg Gazenko, reveló que Laika había muerto poco después del lanzamiento de la nave, expresando claramente su dolor por lo ocurrido.

"Cuanto más tiempo pasa, más lo siento"

Y en 2002, el científico Dimitri Malashenkov, quien en Tierra formó parte de la misión Sputnik 2, suministró pormenores todavía más desgarradores:

"La perra murió por sobrecalentamiento y pánico causado por un sistema de control de temperatura defectuoso y diseñado apresuradamente, y no porque hubiera comido su última comida envenenada, como se creía inicialmente"

El novedoso y revolucionario satélite tampoco sobrevivió. El Sputnik 2 se desintegró el 14 de abril de 1958 tras entrar de nuevo en la atmósfera de la Tierra. Los residuos de su estructura aterrizaron en algún lugar de la región amazónica de Sudamérica.

El Sputnik 2 no fue diseñado para ser recuperable, y Laika siempre estuvo condenada a morir. La misión provocó un debate en todo el mundo sobre el maltrato a los animales y los experimentos con ellos para los avances de la ciencia.

A pesar de todo, el trágico viaje de Laika allanó el camino para posteriores avances en la carrera espacial. En particular, contribuyó en la histórica misión de Yuri Gagarin en 1961, quien regresó sano y salvo a la Tierra. Tiempo después, Gagarin dejó saber su pensamiento sobre Laika y su conexión con los otros animales que lo precedieron como el primer hombre en viajar al espacio exterior:

"Todavía no sé quién soy, el primer hombre o el último perro"

Si bien Laika se convirtió póstumamente en una celebridad, muchos rusos modernos buscaron honrarla de una manera más significativa. Así, en 2008, en Moscú fue instalado un monumento de Laika en las proximidades de un centro de investigación militar. 

Si bien Laika fue aclamada como una heroína soviética, no obtuvo su propio monumento en Moscú hasta 2008. 

Con una base en forma de cohete que termina moldeando una mano en la parte superior, la estructura sostiene la representación en piedra de Laika, en la misma ciudad donde estuvo recorriendo las calles durante gran parte de su corta vida. 

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