El psiquiatra Robert Waldinger y el psicólogo Marc Schulz publican Una buena vida, el libro que recoge los resultados del mayor estudio mundial realizado sobre la felicidad
Agencias
En casa de Robert Waldinger (Omaha, EE UU, 72 años) no parece haber cuchillos de palo. Como director de uno de los estudios más prolongados jamás realizados sobre qué da sentido, felicidad y salud a nuestras vidas, sabe aplicarse “su propia medicina” y lo demuestra con afabilidad.
Ha venido a España para promocionar Una buena vida (Planeta), obra coescrita con Marc Schulz, director asociado de
The Harvard Study of Adult Development, en la que desentrañan las claves de una investigación que dura ya 85 años y de muchas otras que orientan a lo que ni ellos mismos esperaban.
No es el dinero, el éxito profesional o los viajes a paraísos tropicales. Son las relaciones con los demás lo que determina que estemos más o menos satisfechos con nuestra vida y, en buena medida, lo que esta dure.
Aquí lo que dice el especialista a una entrevista para El País.
P. ¿Qué es para usted la felicidad?
R. Para mí es participar en actividades llenas de significado y estar conectado con personas que me importan y que se preocupan por mí.
P. ¿Varía la percepción sobre qué es la felicidad entre diferentes personas?
R. Lo que llamamos felicidad depende de qué necesitemos. Si vienes de un entorno muy inestable, quizá para ti la felicidad sea la estabilidad. Si vienes de uno muy aburrido, quizá sea la emoción. En parte depende de lo que nos falta. Pero la investigación sugiere que la felicidad se enmarca en dos grandes categorías. Una es hedónica: ¿me lo estoy pasando bien ahora mismo?, ¿estoy disfrutando este café? La otra es el bienestar eudemónico, que proviene de Aristóteles y tiene que ver con la sensación de que la vida tiene sentido, de que merece la pena.
P. ¿Hay diferencias entre cómo sienten su felicidad los hombres y las mujeres o las personas de distintas edades?
R. No creo que en las mujeres y los hombres sea diferente, ni siquiera entre los grupos de edad. Lo que sabemos es que todo el mundo quiere algo de ambos tipos de felicidad. Todos queremos algo de placer momentáneo y nadie quiere sentir que su vida no tiene sentido. Pero priorizamos un tipo de felicidad u otra dependiendo de cómo nos encontramos y, quizás, del momento de nuestra vida. Se piensa que muchos adolescentes prefieren el bienestar hedónico, pero no estoy seguro. Lo que sí sé es que ambos tipos de bienestar son importantes para la mayoría de las personas, pero en grados diferentes.
P. Inciden en la importancia de las relaciones de pareja, ¿cómo se aplica eso en la era de
la soledad y de las relaciones no convencionales?
R. No hace falta estar en pareja o tener una relación romántica para obtener beneficios. Estos parecen provenir de la calidez de la conexión, del sentimiento de pertenencia, de la sensación de interacción positiva. Se obtienen de los encuentros amistosos con quien te sirve el café o quien te entrega el correo. Y, sin duda, de los amigos, de los parientes. Creo que en EE UU el 30% de las personas viven solas, pero muchas son bastante felices. No tienen una pareja romántica, pero tienen relaciones que les proporcionan lo que necesitan.
P. ¿Cree que algunas personas pueden sentirse culpables por no reforzar lazos con amigos o familiares, como recomiendan?
R. Siempre hay lugar para sentirse culpable, ¿verdad? [ríe]. Hay tantas cosas que nos dicen lo que debemos hacer, cómo debemos vivir, qué debemos comer. Hay tantos “debería” flotando en nuestra cultura… Además, algunas personas son tímidas, introvertidas y no necesitan mucha interacción social, así que no deberían relacionarse mucho porque les resulta estresante. Es una cuestión muy individual. Lo que esperamos es concienciar sobre la importancia de las relaciones, más que decir “tienes que hacer esto”. Ayudar a ver que centrarse en ellas puede ser una fuente de bienestar.
“En EE UU el 30% de las personas viven solas, pero muchas son bastante felices aunque no tengan una pareja romántica”
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