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Misa de medianoche: Invitan a conocer la 'iglesia maldita'

Pasada la medianoche, afirman que un monje caído en desgracia resguarda las ruinas del templo ubicado en Aquiles Serdán

Cortesia ilustrativa

La Presidencia Municipal de Aquiles Serdán hizo la invitación para que los paseantes aprovechen estos días de Semana Santa para conocer la Iglesia de Cristo Rey, y su misteriosa historia, la cual quedó marcada por la realización de exorcismos, según las versiones de los habitantes.

Mejor conocida como la iglesia de Santo Domingo o la iglesia maldita, es una construcción que se encuentra sobre un cerro en el pueblo de Santo Domingo a tan solo 5 minutos de la cabeza municipal de Aquiles Serdán.

Construida el 3 de mayo de 1812, la iglesia de Cristo Rey ha sido un atractivo turístico y religioso para todos los habitantes de la comunidad y visitantes externos al municipio. Algo que la distingue de las demás iglesias es que para llegar a ella se tienen que subir 153 escalones, lo que llega a ser un reto para los visitantes.

A pesar de ser una construcción religiosa, no es raro escuchar algunas historias de posesiones demoníacas o de exorcismos realizados en ese lugar, incluso los pobladores del lugar platican sobre el fantasma de un niño que deambula por el templo abandonado.

El edificio fue construido por la empresa minera Minieng Company, fue al cierre de esta compañía que el recinto dejó de funcionar, por lo que poco a poco, debido a la dificultad que representa llegar hasta ella a pie, los parroquianos dejaron de acudir a ella y optaron por construir una nueva con un más fácil acceso.

A un costado del templo, fue edificada también una escuela, sin embargo, ambos edificios son constantemente vandalizados ante la falta de seguridad en el lugar.

Como una atalaya, el otrora magnífico edificio, se mantiene aún en pie en las alturas de uno de los cerros que rodea la comunidad de Santo Domingo, en el ya mencionado municipio chihuahuense. Visitantes recorren durante el día, al resguardo de la luz del sol, los rincones y pasillos de este polvoso recinto abandonado. Pero es durante la noche, cuando incluso los animales parecieran evitar en medida de lo posible acercarse siquiera por error al lúgubre edificio. Pocos son quienes se aventuran a entrar a la boca del lobo para avistar algún fenómeno sobrenatural.

Pasada la medianoche, afirman que un monje caído en desgracia deambula los oscuros corredores y lóbregos salones como penitencia de alguna falta que en vida cometió contra sus sagrados votos. Quienes le han visto, lo describen como un espectro envuelto en un negro hábito y de mirada fija en el infinito.

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